EL “DESEQUILIBRIO” COMO PROCEDIMIENTO DEL TRABAJO INTERNO

Fernando Alberto García
Centro de Estudios – Parques de Estudio y Reflexión
Punta de Vacas (Mendoza, Argentina)
10 de octubre de 2014


RESUMEN


Esta producción de Escuela trata sobre un procedimiento operativo que se encuentra a la base de numerosos prácticas de nuestro trabajo interno. En síntesis, este procedimiento consiste en la creación de un cierto tipo de “desequilibrio” intencional que, al ser compensado, permite experiencias significativas de cambio en sentido evolutivo.
El trabajo consta de una introducción en la que se lo ubica dentro de los distintos tipos de producciones de Escuela. Se explica el interés que reviste para el autor el tratamiento del tema y el que pudiera tener como intercambio en el ámbito de Escuela.
Luego se da un encuadre bibliográfico sobre la función compensadora del psiquismo en general y del ser humano en particular. Esto permite aclarar la concepción general que enmarca coherentemente al tema específico tratado. Sobre esta base se comienza a explicitar en rasgos generales un procedimiento que se observa en distintas prácticas de nuestro trabajo de transformación interna
Para ilustrar el procedimiento, se dan ejemplos que describen someramente dichas prácticas que se emplean o han sido empleadas a través del tiempo en nuestro proceso conjunto.
De los ejemplos descritos se extraen y explicitan sus características comunes y los factores auxiliares que configuran el procedimiento en cuestión. Se hacen también diversas consideraciones ampliatorias al respecto.
Se mencionan casos significativos de “desequilibrio” del campo psicosocial e individual aunque no se trate de procedimientos.
Antes de concluir el trabajo, se deja una anotación general sobre la experiencia mística y los procedimientos que emplea. Esto es en atención al hecho que los fenómenos místicos parecen desbordar lo estrictamente psicológico del psiquismo individual.
Por último, en las conclusiones y consecuencias, se vuelve resumidamente sobre el interés del trabajo y se lo ubica desde la perspectiva de futuros trabajos similares.
INDICE


RESUMEN
INDICE
INTRODUCCION
ENCUADRE
La función compensadora del psiquismo.
La transformación interna.
EJEMPLOS
El Pedido.
El Pasaje de la Fuerza.
La meditación sobre “quién soy” y “hacia dónde voy”.
El trabajo con el Guía Interno.
La Ceremonia de Miembro Aceptado.
La Ceremonia de Imposición Guiada.
Las Prácticas de Operativa.
Experiencias Guiadas.
El trabajo atencional.
Los trabajos con el “silencio” o por “vacío”.
Los Aforismos.
Las Disciplinas.
La Ascesis.
CARACTERÍSTICAS COMUNES Y FACTORES AUXILIARES
OTROS CASOS SIGNIFICATIVOS DE “DESEQUILIBRIO”
El surgimiento de la Escuela y su obra.
La dimensión psicosocial del Pedido.
Creación de un “ámbito experiencial” por “vacío de significados”.
El Mensaje de Silo.
La Mente y la “mirada interna”.
Desproporciones entre el pensar, el sentir y el actuar.
Los fenómenos paranormales.
El fracaso.
NOTA SOBRE LA EXPERIENCIA MÍSTICA Y LOS PROCEDIMIENTOS
CONCLUSIONES Y CONSECUENCIAS
BIBLIOGRAFÍA


 INTRODUCCIÓN

Quizá en una primera lectura, la obra de Silo podría aparecer, en su gran diversidad, como surgida de intereses que, a través de los años, fueron cambiando y dando lugar a nuevas producciones. Vista así de manera cronológica, y por lo tanto secuencial y lineal, un hipotético lector podría tender a considerar que cada nueva producción invalida o hace obsoleta a su precedente. Inversamente, quien se enfocara en los temas recurrentes, podría tender a ver sólo una repetición en la que “siempre se dice lo mismo”; es decir, tendría una visión cíclica de esas mismas producciones en las que lo nuevo o diferente podría ser obviado como superfluo o irrelevante.
Ni una ni otra: Silo va describiendo una espiral ascendente y creciente con su obra. En ella por cierto se avanza, y también se pasa por ciertos temas recurrentes, pero ampliando cada vez más los temas fundamentales y la comprensión de los mismos. Por cierto que la adaptación creciente a los tiempos es de importancia.
Al volver repetidamente sobre su obra y profundizar en ella, de a poco creemos poder comenzar a vislumbrar algunos hilos conductores, tramas íntimas, patrones y temas conductores. Al considerar la obra de Silo, podríamos convenientemente desglosarla en sus aspectos teóricos y prácticos, en sus aspectos de transformación social y transformación personal, viendo a Silo en sus aspectos de pensador, de revolucionario social o de guía espiritual, de ser humano de su época o de figura mítica, universal y perenne.
De todo ello aquí abstraemos una parte, la que tiene que ver con el trabajo práctico de transformación personal, de cambio interno. De esta parte, a su vez, describiremos un patrón que subyace en varias de las prácticas conocidas. Es decir, aquí se expone una comprensión general de experiencias realizadas. No se trata de una experiencia específica o puntual, sino de la comprensión de un aspecto operativo que es común a varias experiencias, de un hilo conductor que está presente en prácticas aparentemente disímiles.
Esto se originó en una comprensión de la experiencia con la propia Ascesis, que luego se fue extendiendo a otras prácticas realizadas.
Se entiende que la comprensión de la experiencia retroalimenta las futuras experiencias, y esta comprensión es mayor cuanto mejor se pueda examinar y describir dicha experiencia. Como comprobamos, por ejemplo, durante el proceso disciplinario y en adelante, hay un refuerzo mutuo en el circuito integrado entre experiencia, evocación posterior de registros e indicadores, descripción precisa y detallada, reflexión (comprensión y consecuencias). Esto redunda en una mejor comprensión y apercepción en las sucesivas experiencias. Algo similar ocurre con los intercambios de experiencia.
Como todo relato de experiencia, este escrito vale también como intercambio entre Maestros, y su interés para otros dependerá de la mayor o menor resonancia con el tema. El interés que puede revestir este escrito es el de compartir la comprensión de un procedimiento que habilita experiencias significativas, y que es un común denominador de nuestras prácticas a través de los años. La identificación de este procedimiento permite perfeccionar las mismas prácticas que lo ponen en juego.
Expondré brevemente de qué se trata, apoyándome oportunamente con las citas bibliográficas del caso. De modo que también hay algo de estudio bibliográfico.
Por último, este trabajo no tiene carácter de tesis a fundamentar, como es el caso de las monografías; pero no se descarta que en el futuro pueda derivarse alguna tesis de todo este trabajo o de alguno de los puntos considerados.

ENCUADRE

La función compensadora del psiquismo.

En Psicología I [1] se explica el psiquismo como función de la vida. Repasamos ahora brevemente solo los puntos más atinentes a nuestro tema.[2]

“La relación entre seres vivos y el medio ecológico es inestable y desequilibrada, provocando en el organismo respuestas que tienden a compensar ese desequilibrio y así poder mantener la estructura, que de otro modo desaparecería bruscamente.”
“La adaptación al cambio externo implica también un cambio interno en el organismo para su supervivencia.” “Siempre en lo vital estará presente el mecanismo de responder compensatoriamente al desequilibrio” para mantener la estabilidad interna de la estructura.”
“Esta tarea de compensar al medio externo, y también a las carencias internas”, “que según el desarrollo de cada especie, tendrá mayor o menor complejidad”, “se va a comprender como adaptación (y específicamente como adaptación creciente).”
En todo momento evolutivo hay transformación, tanto del medio como del ser vivo. He aquí una paradoja interesante: la estructura para conservar su unidad, debe transformar al medio y transformarse también a sí misma.”
Así, “la vida aparece organizándose con funciones, tropismos y memoria para compensar un medio variable, y así adaptarse crecientemente, vemos que es necesaria también una coordinación (por mínima que fuere) entre estos factores, y para la orientación oportuna hacia las condiciones favorables de desarrollo. Al aparecer esta mínima coordinación, surge el psiquismo como función de la vida en adaptación creciente, en evolución. “
“La función del psiquismo consiste en coordinar todas las operaciones de compensación de la inestabilidad del ser vivo con su medio. Sin coordinación, los organismos responderían parcialmente sin completar las distintas partes compositivas, sin mantener las relaciones necesarias y, por último, sin conservar la estructura en el proceso dinámico de adaptación. “
“El psiquismo aparece como el coordinador de la estructura ser vivo-medio: es decir, de la estructura conciencia-mundo. El resultado de tal coordinación es el equilibrio inestable en que esta estructura va a trabajar y procesar.”
En el caso del ser humano, “El psiquismo se ha ido haciendo complejo, al par que refleja sus anteriores etapas. Especializa también aparatos de respuestas como son los centros neurohormonales que desde una original función vegetativa fue desarrollándose hasta un intelecto de complejidad creciente.”
“Según el grado de trabajo interno y externo, la conciencia ha ganado niveles desde el sueño profundo al semisueño y, ulteriormente, a una vigilia cada vez más lúcida.”
“Se puede afirmar que los distintos niveles de conciencia cumplen con la función de compensar estructuradamente al mundo (entendiendo por “mundo” a la masa de percepciones, representaciones, etcétera, que tienen su origen en los estímulos del medio externo e interno). No se trata simplemente de que se den respuestas, sino que se dan respuestas compensatorias estructurales. Esas respuestas son compensaciones para restablecer el equilibrio, en esa relación inestable que es la relación conciencia–mundo o psiquismo-medio.”
“Estas compensaciones de la conciencia tienden a equilibrar el medio interno respecto del externo. Tal vinculación se establece por exigencias, encontrándose el individuo urgido a responder a un mundo complejo: natural, humano, social, cultural, técnico, etcétera.”
”Las complejas relaciones entre los grupos sociales y la experiencia social e histórica acumulada, ponen un ambiente y una situación en la que va a ser necesaria la transformación interna del hombre.”
“Puede definirse a la conciencia como el sistema de coordinación y registro que efectúa el psiquismo humano.” “Su estructura mínima es la relación acto-objeto, ligada por los mecanismos de intencionalidad de la conciencia. Esta ligazón entre actos y objetos es permanente aún cuando existan actos lanzados en busca de objetos que en ese instante no se precisan. Es esta situación la que da dinámica a la conciencia. Los objetos de conciencia (percepciones, recuerdos, re- presentaciones, abstracciones, etcétera), aparecen como los correlatos intencionales de los actos de conciencia. La intencionalidad siempre está lanzada hacia el futuro, lo que se registra como tensión de búsqueda, y también hacia el pasado en la evocación.”
***
A primera vista y sin contexto, lo antes citado podría aparecer como propio de un texto de neurociencia, biología, antropología, etc. Es decir, algo alejado del trabajo interno y de improbable relación con la experiencia interna. Sin embargo, interpretamos que cuando Silo se refiere al “Plan que vive en todo lo existente” o a la “Intención evolutiva”, también abarca su visión de la vida y el surgimiento del psiquismo en función de ella. Y así también lo ha hecho al arrojar luz sobre la trama del la historia, los mitos, la sociedad, la religiosidad, etc. Son explicaciones que van mucho más allá de lo académico. Por otra parte, la particular estructuración de la “conciencia inspirada” no es exclusiva de la mística, sino que se aplica también a los campos de la ciencia y el arte. De manera que en la obra de Silo – en la que no se opone la razón a la fe, ni lo terreno a lo eterno – toda explicación y práctica están enlazadas coherentemente. Esto responde a distintos niveles y modos de exposición de su pensamiento.
En general, nuestro trabajo interno presenta rasgos básicos y fundamentales que le dan una singular identidad muy precisa. Estos rasgos de tipo operativo guardan una relación coherente con nuestras concepciones más amplias de tipo doctrinario y, en particular, con nuestra Psicología. Esta identidad lo diferencia de otras formas de trabajo interno ajenas; y esta diferencia es crítica en cuanto a descripción, interpretación y consecuencias tanto teóricas como prácticas.
El procedimiento de trabajo interno que describiremos se basa coherentemente en nuestra visión del surgimiento y función del psiquismo. Se entiende que este no es el único procedimiento usado, pero se lo ve como importante ya que se encuentra a la base de muchas de nuestras prácticas. Futuras posibles producciones podrían ocuparse de otros aspectos y procedimientos del trabajo interno.

La transformación interna.

La estructura “desequilibrio-restablecimiento del desequilibrio” está permanentemente activa en el psiquismo, sus aparatos, la relación entre ellos y las direcciones de las respuestas hacia los medios, externo e interno. Niveles de conciencia, personalidad, ensueño, núcleo de ensueño, etc. pueden ser vistos a la luz de esa estructura.
El sufrimiento mental, el sinsentido, el registro de la finitud, etc. son indicadores de, y constituyen, “desequilibrios” que obstaculizan la adaptación creciente, el desarrollo de la conciencia, las posibilidades evolutivas del ser humano y de la vida.
Esos “desequilibrios” no obedecen completamente a factores intencionales del individuo, sino también a sus mecanicidades y compulsiones, a hechos azarosos, o bien a influencias ambientales que el individuo no alcanza a compensar de manera creciente. El “mundo” que la conciencia compensa no es sólo perceptual, sino también de representaciones, y de un “paisaje humano” en el que priman las intenciones y las “miradas” propias y ajenas. De modo que los “desequilibrios” tienen más de un origen.
Por lo tanto, nuestras prácticas de transformación interna se organizan coherentemente dentro del enmarque citado para habilitar respuestas compensatorias que restablezcan el equilibrio en función de la adaptación creciente. Esto implica que el restablecimiento del equilibrio no será meramente un regreso al estado previo al desequilibrio, sino un salto a un estadio evolutivo superior de experiencia y comprensión. Es claro que esta es una cierta perspectiva y un nivel de explicación.
Para ello, muchas de nuestras prácticas tienen en común precisamente el uso intencional del “mecanismo de responder compensatoriamente al desequilibrio”. Más precisamente -y éste es el núcleo de nuestro escrito- consisten en generar un “desequilibrio” de un cierto tipo, una desestabilización, que habilite un cierto tipo de respuesta compensatoria en sentido transformador. Más adelante lo ilustraremos con algunos ejemplos.
Hay “desequilibrios” específicos que van a favorecer ciertos tipos de compensaciones estructuradoras tendientes a restablecer el equilibrio de la estructura conciencia-“mundo”. En otras palabras, ciertos tipos de respuestas buscadas se corresponden con ciertos tipos de “desequilibrios” creados.
La estructura acto-objeto (forma) con que opera la conciencia es el correlato de la estructura desequilibrio-restablecimiento del equilibrio. Los “objetos” de conciencia son los correlatos intencionales de los actos de conciencia. El acto no completado con su “objeto”, con la tensión de búsqueda que le acompaña, genera un “desequilibrio” que conciencia tenderá a compensar con una respuesta que restablezca el equilibrio. La respuesta (como “objeto” del acto) tenderá a corresponder, ser homogénea, con las características del “desequilibrio” (y por lo tanto del acto de conciencia) que conciencia tiende a compensar.
Es aprovechando todo esto que se han planteado formas de trabajo tendientes a superar las resistencias y habilitar respuestas de transformación en sentido evolutivo.
Específicamente, se han planteado ciertos actos de conciencia que constituyen “desequilibrios” que deberán ser compensados con “objetos” tales que restablezcan el equilibrio del psiquismo a un nivel de experiencia y comprensión superiores. Según el objetivo específico, dichos actos (“desequilibrios”) tendrán distintas características en su concepción e implementación práctica.

EJEMPLOS

A continuación, se comentan brevemente algunos ejemplos de prácticas conocidas en las que intencionalmente se crea un cierto tipo de “desequilibrio” que habilita una respuesta compensatoria del psiquismo para restablecer el equilibrio en el sentido que interesa a la práctica. Lo haremos a grandes rasgos, sin hacer un análisis exhaustivo, para que no se desproporcione con el resto del escrito.

El Pedido.

Esta práctica (así como la Ceremonias y el Guía Interno) acompaña nuestro Trabajo desde hace varias décadas, más precisamente desde el 1972.[3] Las formas de realizar un Pedido pueden ser varias. Una de ellas es la conocida como “el regalo”, “la receta”, etc., con un apoyo respiratorio.[4] Sea dirigido a una imagen-guía o al interior de uno mismo, se trata de un fuerte acto lanzado con un preciso objetivo, acompañado de carga emotiva y de copresencia de necesidad y/o urgencia. Ese procedimiento genera el “desequilibrio” necesario que pone a la conciencia en una búsqueda de la compensación que restablezca el equilibrio. Esta compensación puede expresarse de distintas maneras. Luego veremos otro caso particular de Pedido.[5]

El Pasaje de la Fuerza.

 “Hay un punto de control del estar-despierto-verdadero y hay una forma de llevar la Fuerza hasta él.”
“Cuando se lleva la energía a ese lugar todos los otros puntos de control se mueven alteradamente.” [6]
“Puede conducirse la Fuerza al punto del real despertar (entendiendo por “Fuerza” a la energía mental que acompaña a determinadas imágenes y por “punto” a la ubicación de una imagen en un “lugar” del espacio de representación).” [7]

Este puede ser visto como un acto lanzado en busca de su “objeto” (la experiencia de la Fuerza). Es un emplazamiento mental en regiones no habituales, un trabajo de interiorización hacia un punto del espacio de representación, acompañado de un cierto “tono y una apertura emotiva”, un apoyo formal (imagen de la esfera) que deviene “imagen” cenestésica, y habilitado también por el consiguiente “silencio” de percepciones y representaciones ajenas. Este “silencio” tiene propiedades del trabajo por “vacío” que veremos más adelante.
La relajación previa colabora con lo anterior, como asimismo la postura corporal de equilibrio inestable cuando la espalda no está apoyada. El que los “puntos de control” se muevan “alteradamente” suma desestabilización, “desequilibrio”. Según la predisposición del practicante, la práctica puede ser reforzada también con un carácter de Pedido.
Todo este acto complejo genera un “desequilibrio” tan particular que favorece la implesión del acto con su “objeto”.

La meditación sobre “quién soy” y “hacia dónde voy”.

Esta meditación es propuesta en el contexto de El Mensaje de Silo.[8] Como procedimiento, puede asumir una forma similar a la de la Ceremonia de Aceptado (que veremos a continuación), o sea, en condiciones excepcionales, o bien de práctica cotidiana o frecuente, buscando ahondar en las diversas respuestas de distinta profundidad que van surgiendo de vez en vez. Serán de particular interés las prácticas realizadas en niveles de reversibilidad altos. Los modos que se puedan usar para acometerla variarán según cada persona, pero serán más eficaces aquellos que generen ese “desequilibrio” necesario para que la conciencia tarde o temprano no pueda eludir el dar una respuesta compensadora. Esto tiene relación con el trabajo por “vacío” que veremos más abajo.[9]
Como en el Pasaje de la Fuerza, también esta práctica puede ser reforzada con un carácter de Pedido.

El trabajo con el Guía Interno.

Las imágenes-guía, de las que el Guía Interno es un caso particular, tienen un carácter compensatorio de “desequilibrios”. Las necesidades de orientación, de compañía y de protección son situaciones de “desequilibrio” que la relación (por invocación, pedido, etc.) con el Guía Interno tiende a compensar. En la misma configuración del Guía Interno operan, entre otros, factores compensatorios de los propios “desequilibrios”, por ejemplo en términos de sabiduría, bondad o fuerza interna. [10]
En La Mirada Interna leemos que: “Cuanto más fuertemente se hicieron las llamadas, desde más lejos acudieron estos guías que trajeron la mejor señal. Por ello supe que los guías más profundos son los más poderosos. Sin embargo, solamente una gran necesidad puede despertarlos de su letargo milenario.”[11] La intensidad y la necesidad que acompañan la llamada potencian el acto que, como “desequilibrio”, tenderá a ser compensado no solo con la respuesta del Guía Interno, sino con sus características mismas de “profundidad” y “poder”. Es significativa la relación que parece guardar con el Propósito y la Ascesis.

Las Ceremonias.

Desde el punto de vista que estamos usando, el del “desequilibrio”, las Ceremonias lo crean por colocar a los participantes en una franja de mentación y de sentir no habitual, trascendentes a lo cotidiano; por el clima que se transmite, por la frecuencia donde se opera, promoviendo el lanzamiento de un acto para cuya compleción no se imponen “contenidos”, sino que estos son los que cada participante aporta de su propio “paisaje interno” para construir su propia experiencia. [12] En otros términos, se genera un “ámbito” que opera por “vacío”, no por “llenado”. Aquí es un factor importante la predisposición (presente o copresente) de los participantes. Más abajo, en los puntos referidos a “Otros casos significativos de “desequilibrio”,.volveremos sobre las Ceremonias para considerar la importancia del factor psicosocial que opera en ellas,

La Ceremonia de Miembro Aceptado.

En el antiguo libro de Ceremonial [13] se encuentra la Ceremonia de Miembro Aceptado, hoy en desuso. Allí se sugiere la creación de condiciones ambientales y personales. Es de destacar la desestabilización que produce el ayuno. El trabajo, en su punto central, consiste en el lanzamiento de tres preguntas muy significativas hacia lo profundo de la propia conciencia, luego de meditar sobre la frase “No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte” con la carga emotiva que el tema supone. La necesidad de obtener respuesta implica también un Pedido. Las preguntas no están desprovistas de “imágenes” dirigidas a un punto del espacio de representación. Esa “puesta en situación” y procedimiento (que incluye el “silencio”) generan el “desequilibrio” necesario para que las respuestas a dichas preguntas provengan de una fuente inusual que se experimenta como superior y trascendente al yo.[14]

La Ceremonia de Imposición Guiada.

En el mismo libro de Ceremonial antes citado, también se encuentra la Ceremonia de Imposición Guiada [15], asimismo en desuso. En esta Ceremonia, el Pedido explícito por la experiencia de la Fuerza (“¡Dame la Fuerza!”) apoyado en la “imposición” (de manos o no) es reforzado por la invocación del Guía Interno (“¡Oh, Guía!”) al que se pide repetidamente por la Fuerza. Recordemos cómo se refuerza este acto en un momento en que se produce la suspensión repentina de la invocación (verbal o mental). Este acto lanzado con suficiente carga afectiva y dirigido al Guía Interno (configurado y emplazado en el espacio de representación), pone las condiciones de “desequilibrio” que posibilitan dicha experiencia.

Las Prácticas de Operativa.

Los argumentos transferenciales que se desarrollan operan creando el “desequilibrio” al provocar una crisis por el hecho de llevar la conciencia a encontrarse en situación de afrontar situaciones conflictivas, sufrientes, aun no superadas. La predisposición a hacerlo opera copresentemente ya en el nivel de semisueño activo. Obviamente, sabemos que el “desequilibrio” original se crea cuando surge el conflicto, la fuente de sufrimiento. Pero aquí no consideramos ese “desequilibrio” empírico, sino el intencional con el apuntamos a su resolución transferencial que es la intención copresente durante la sesión misma. Este encuentro con las llamadas “resistencias” moviliza el trabajo compensador de conciencia que, asistido por los recursos transferenciales del caso, eventualmente permita restablecer el equilibrio. Un restablecimiento provisorio puede darse en forma de “olvido funcional”, distintas formas de fuga (por ej., “rebote de nivel”, “huida alegórica”, etc.) o bien una “resolución” catártica por agresión confrontativa. Pero el restablecimiento definitivo y eficaz se da por la reconciliación del caso, la integración de contenidos aislados, la trasferencia de cargas, el cambio de perspectiva, etc. En definitiva, aquello que efectivamente produzca el cambio de instancia psicológica con respecto al tema en cuestión.

Experiencias Guiadas.

Valen para este caso consideraciones similares a las de las prácticas de Transferencia en Operativa. Complementando lo dicho al respecto, vale aquí recordar los comentarios de Silo con respecto al “esquema de construcción al que se ajustan todas ellas”.[16] En las Experiencias Guiadas hay “un aumento de la tensión “dramática” y “una representación vital problemática” que constituyen el “nudo” de las mismas. En el contexto del “desequilibrio”, las siguientes citas son reveladoras:
“Hemos de agregar algunas otras consideraciones respecto al armado del enmarque de situación, del contexto en el que se da la experiencia. Si es que necesitamos colocar al lector en un punto en el que toma contacto con él mismo, debemos distorsionar la estructura del tiempo y del espacio siguiendo la enseñanza que, sobre esto, nos dan los propios sueños. Debemos liberar la dinámica de imagen y quitar las racionalizaciones que impidan un fluido desarrollo. Si podemos, además, desestabilizar el registro corporal, la posición del cuerpo en el espacio, estaremos en condiciones de hacer aparecer preguntas referentes a cualquier momento de la vida del lector o, inclusive, a momentos futuros como posibilidad de acción a realizar.” [17]
Y más adelante: “A su vez, como se trata de un hecho que hay que cambiar en el pasado, un hecho en nuestra vida que quisiéramos se hubiera presentado de otro modo, debemos producir alteraciones temporoespaciales que modifiquen la percepción de los fenómenos y terminen por modificar la perspectiva desde la que vemos nuestro pasado. Así, es posible no ya modificar los hechos que ocurrieron, pero sí el punto de vista sobre los mismos y, en ese caso, la integración de tales contenidos cambia considerablemente.” [18]
Sólo agregaremos aquí otro recurso de “desequilibrio” que se usa en algunas de ellas. Por ejemplo, en la experiencia guiada de “El Enemigo”, se pone alegóricamente a este en una situación extrema de indefensión, quedando así a total merced del alegorizante. Esta situación límite es la que, como “desequilibrio” habilitará su movimiento compensatorio pendular hacia la posterior actitud compasiva para con aquel que no es ya un enemigo. De esta manera, la conciencia produce una síntesis compensatoria estructurando a otro nivel de registro.

El trabajo atencional.

El “desequilibrio” en el trabajo atencional intenso y sostenido (por ejemplo, la atención dirigida como estilo cotidiano, la “mirada envolvente” en la Disciplina Formal, etc.) se produce por la sobrecarga energética de un centro de respuesta (intelectual). La energía psicofísica se concentra en su parte intelectual, lo que exige al aparato psicofísico en un punto del mismo y en desmedro de los demás. El trabajo también favorece la parte intelectual del centro emotivo, y los tonos de emotividad característicos de estos trabajos sin los cuales no podría sostenerse. En todo momento, opera la imagen cenestésica propia del trabajo por su toma de realimentación en el circuito.
1.                  Este “desequilibrio” por sobrecarga, que pone en juego intensamente los mecanismos de reversibilidad, habilita su compensación estructuradora: una acumulación y salto cualitativo a un nivel de trabajo superior (por ej., “ruptura de nivel”). Las experiencias de éxtasis, arrebato y reconocimiento nos dan cuenta de este salto en que la conciencia al improviso estructura al “mundo” de una manera no habitual. Esto corresponde a un contacto con “lo Profundo”. [19]

Los trabajos con el “silencio” o por “vacío”.

Es un caso particular de “desequilibrio” que se crea no por “llenado”, no por “objetos” presentes, sino por ausencia de ellos. Un caso de trabajo con el “vacío” es el de la segunda cuaterna de la Disciplina Formal. Otro caso es el del trabajo con la Fuerza que se realiza buscando aquello que siempre se buscó durante toda la vida. Se dan descartes sucesivos que llevan a un “vacío” que, como “desequilibrio”, es compensado por la experiencia de la Fuerza. En la misma franja está el de atender a los fugaces “espacios de silencio” que se advierten entre un “ruido” mental y otro, tratando de ampliar dichos instantes, hasta manifestarse la Fuerza.
Como vimos, la meditación sobre “quién soy” y “hacia dónde voy” también opera por descarte en su profundización creciente. En general, están los trabajos con preguntas (no Pedidos) que se dirigen “a la profundidad de tu conciencia”, como vimos con la Ceremonia de Aceptado. Pero también están las preguntas dirigidas con intensidad al Guía Interno, que se interrumpen para esperar la respuesta atentamente, lo cual genera un “silencio” que habilita la misma.[20]

Los Aforismos.

El tercer aforismo se enuncia así: "Los pensamientos repetidos con fe, producen y atraen el máximo de fuerza en las acciones".
Con esta expresión simple se está hablando de “imágenes” como actos lanzados al “mundo”. Estos actos son reforzados por su repetición y por la carga afectiva de la fe, es decir, la convicción, sentimiento fuerte, seguridad de que una cosa es así como se cree. Se puede inferir que a tal permanencia y carga afectiva le corresponde una necesidad muy sentida y, en muchos casos, un Pedido. La estructuralidad de la conciencia hará que esas “imágenes” reorganicen el trabajo de los aparatos del psiquismo en función de responder a esta solicitación. De manera que esto constituye el “desequilibrio” que buscará ser compensado por el “objeto”, y que en este caso son las “acciones” correspondientes.

Las Disciplinas.

 “Sostenemos que para que haya cambios tiene que haber inestabilidad”. Este planteo es quizá más explícito en el contexto de la Disciplina material, en la que se indica la necesidad de la desestabilización como precursora del cambio. “Cuando hablamos de la Disciplina Material trabajamos los objetos externos y la materia del propio cuerpo, tratando de desestabilizarlos”. “Sostenemos que para que haya cambios tiene que haber inestabilidad. ... Hablamos de desestabilización en el propio cuerpo vinculada a cambios en los objetos materiales con los que trabajamos.” [21]
Oportunamente, Silo explicó que el trabajo con las Disciplinas plantea “hechos psicológicos sorprendentes” y paradojas que deben ser resueltas.[22] [23] Esas paradojas, a la manera de los “koans” del budismo japonés, son las que al trabajar con ellas generan el “desequilibrio” del que hablamos. Una vez más, ese “desequilibrio” (o sucesión de ellos) se resolverá en estructuraciones de mayor nivel, que a su vez habiliten desequilibrios y compensaciones estructuradoras más complejas en un proceso cuanto menos evolutivo.
Ese “desequilibrio” está apoyado por un esfuerzo atencional, un grado de abstracción creciente, una interiorización en el espacio de representación llevada a sus límites extremos que culmina en la suspensión del yo.

La Ascesis.

Entendida aquí como procedimiento de acceso a “lo Profundo”, la Ascesis funciona de manera similar gracias al Propósito. Es decir, de una manera más breve que los pasos de una Disciplina, aunque intensa, el procedimiento de Entrada genera ese acto de conciencia “desequilibrante” que conciencia (no confundida con vigilia y con el yo, y en ausencia de este) intentará compensar con una respuesta estructuradora. Sin embargo, como el “objeto” de búsqueda no pertenece al plano en que se lanza la búsqueda, terminará siendo completado con algo que no es “objeto” de conciencia y que no es homogéneo con el plano en que se produce el “desequilibrio”. De esa singular implesión no hay registro aperceptivo y, como sabemos, sólo contaremos con traducciones posteriores a ella. Son esos registros y traducciones posteriores los indicadores de que el acto lanzado produjo otro tipo de implesión.
Este procedimiento “desequilibrante” no tendría eficacia por sí solo si no contara con la dirección (trascendente) y la carga afectiva del Propósito. El Propósito es el acto “desequilibrante” lanzado, y el procedimiento es el modo de lanzarlo que habilita la consecución de la práctica. En términos generales, podríamos asemejar el Propósito al Pedido que consideramos más arriba.
El Propósito como acto, dadas sus características, no puede ser compensado por “objetos” perceptuales o de representación. De ahí la incompatibilidad de la presencia del yo y la atención presente en la búsqueda de la respuesta compensatoria. De ahí la necesidad de lanzar la búsqueda hacia los límites del espacio de representación. Ese acto no encontrará a su “objeto”, pero no por ello cesará, poniendo así la dirección y tensión de búsqueda que colocará a conciencia en condiciones favorables para otro tipo de implesión. Pero todo esto exige un tratamiento por separado.
La conciencia no puede percibir a la mente y es ilusorio que la busque. En cambio, puede silenciarse para que se traduzca en ella el sentido de la mente.” [24]

CARACTERÍSTICAS COMUNES Y FACTORES AUXILIARES

En el resumen inicial, dijimos que “En síntesis, este procedimiento consiste en la creación de un cierto tipo de “desequilibrio” intencional que, al ser compensado, permite experiencias significativas de cambio en sentido evolutivo.” Este procedimiento es un todo integrado y complejo consistente en varios aspectos que actúan sinérgicamente. Sin embargo, ahora los consideraremos por separado para una mayor claridad. Resumidamente, se trata de:

Un acto lanzado. Este acto genera un “desequilibrio”, y cuenta con una dirección tal que conduzca al restablecimiento del equilibrio con un salto evolutivo.[25] Como toda “imagen” [26] de conciencia-coordinador, el acto buscará el nivel de respuesta correspondiente. Es decir, hay una correlación entre el nivel de representación del acto y el “objeto” al que tienda. Este acto no es simplemente una actividad mental, sino que involucra toda la estructura del psiquismo (coordinador, centros, memoria y sentidos). Es de recordar que los actos no ponen en juego simplemente la presencia atencional, sino también la copresencia. El acto lanzado –aunque se lo defina con palabras, o sea signos – tiene la característica distintiva de no poder completarse con un simple “objeto” de conciencia, sino con una experiencia, con registros, con un estado, con una nueva estructuración, con significados. Esto favorece la creación del “vacío” y del “silencio”.
Un acto lanzado con reversibilidad. La reversibilidad está ligada con el nivel de representación del acto que se lanza y, como señalamos, del “objeto” que le correspondería. El lanzamiento del acto supone un trabajo de los mecanismos de reversibilidad, como mínimo aperceptivo del lanzamiento del acto. Una vez lanzado, podrá seguir actuando de manera copresente. Para ilustrar rápidamente el punto, recordemos que no en vano se ha sugerido que ciertos actos deben ser bondadosos y concientes. Y también que el registro del sentimiento religioso se da cuando la conciencia trabaja con calma, atención y vigilancia sobre sí misma. Que el nuestro es un proceso de experiencia con comprensión o, en otras palabras, de experiencia y meditación. Lo opuesto es un estado alterado de conciencia patológico o crepuscular.
Un acto lanzado con reversibilidad y adecuada carga emotiva. La adecuada carga emotiva, afectiva, potencia el acto querido y habilita su compleción. Por ejemplo, el carácter místico de una práctica, si fuera el caso, actúa también como copresencia emotiva, dando un tono, una apertura emotiva próxima a la que inspiran los poemas, etc., y “que pone con mayor facilidad en presencia de la percepción interna y no una idea acerca de la ‘percepción interna’”:[27] Como fuere, sea que se trabaje con pedidos, con preguntas, con aspiraciones, etc. siempre se trata por lo menos de una necesidad sentida.[28]
Un acto lanzado con reversibilidad y adecuada carga emotiva, apoyado por “imágenes” claras (visuales, auditivas, cenestésicas, etc.) y correctamente emplazadas en el espacio de representación. Todo acto es lanzado desde un nivel de representación. Todo acto es lanzado hacia un “lugar” del espacio de representación. Su precisión mejora la realización del acto y hace más probable su implesión con el “objeto” que le corresponde. En los ejemplos mencionados, las “imágenes” empleadas implican una dirección de internalización en el espacio de representación.
Un acto lanzado con reversibilidad y adecuada carga emotiva, apoyado por “imágenes claras” (visuales, auditivas, cenestésicas, etc.) y correctamente emplazadas en el espacio de representación, en el que están en juego necesidades vitales y/o existenciales. El compromiso vital o existencial del practicante con la búsqueda del acto lanzado involucra a toda la estructura de conciencia, y el acto (y por lo tanto el “desequilibrio”) adquiere en muchos casos un carácter de necesidad o aspiración urgente e impostergable. Las necesidades vitales o existenciales comprometidas en el acto lanzado operan tanto en presencia como en copresencia, y en distintos niveles de trabajo de la conciencia. Por ejemplo, la situación de “fracaso”.
***
Demás está decir que los factores mencionados operan en condiciones ambientales y corporales que favorezcan, o al menos no impidan, su puesta en práctica.[29] En particular, hemos señalado el “desequilibrio” o desestabilización del cuerpo que aparecen claramente, aunque de distinta manera, en la Ceremonia de Miembro Aceptado, las Disciplinas, las Experiencias Guiadas, y el Pasaje de la Fuerza.
Las prácticas y los procedimientos no se dan en una situación personal aislada de otras vivencias copresentes. Aparte de los procedimientos específicos que hemos mencionado, cabe señalar que existen otros factores que ponderan la eficacia de aquellos. La búsqueda de sentido, el afán de inmortalidad, la evidencia de la finitud, la urgencia de superar el sufrimiento, el tropismo a ampliar el margen de libertad, etc. son todos factores que pueden acicatear al practicante por mucho tiempo antes de una práctica específica que los ponga en juego. No será indiferente que su sistema de creencias e ilusiones esté aún en pie o bien contar con la evidencia de su fracaso. Esta acumulación de proceso, como inercia previa, no es irrelevante. Por otra parte, aun las búsquedas permanentes están sujetas a ciclos de intensidad variable, de modo que esto influirá al momento de usar un procedimiento. Las “conversiones” o “iluminaciones” súbitas y aparentemente fortuitas seguramente han estado precedidas por una acumulación previa que el procedimiento (u otro hecho) ha precipitado y disparado el salto. Por todo esto es que quizá es más apropiado decir que los procedimientos no producen las experiencias, sino que las habilitan. O por el contrario, las dificultan cuando son técnicamente inconducentes.
Obviamente, en los ejemplos antes mencionados se evidencia en Silo un gran conocimiento y pericia de la “realidad interior” y mucho más.
Coherentemente con su mensaje espiritual, su doctrina y su concepción del psiquismo, las prácticas propuestas por Silo apuntan a la creación de “ámbitos”, a promover direcciones mentales, a poner a los practicantes en situación de habilitar su propia experiencia, comprensión, respuestas, etc. No se imponen ni proponen contenidos, y mucho menos contenidos externos. Por ejemplo y entre muchos, “Que ese Dios y esa otra vida más allá de la muerte se busquen en el fondo dormido de uno mismo. En aquel fondo lleno de fuerzas desconocidas y poderes inmensos.”[30] O bien, “Sin embargo, cuando se dijo todo aquello colocándolo fuera de la mente, se erró o se mintió”. [31]
No sería de poca importancia el haber indicado la dirección de búsqueda: pero Silo ha ido aun más allá. En base a registros y su descripción, ha provisto el conocimiento y la pericia psicológicos como para implementar los medios y procedimientos prácticos que permitan tal búsqueda de manera precisa, correcta y eficaz. Por el contrario, los medios y procedimientos psicológicamente imprecisos, incorrectos o por último, inexistentes, obstaculizan, hacen azarosa o, por último, impiden la consecución del objeto de búsqueda.
El procedimiento antes identificado funciona como acelerador y habilitador para el trabajo que conciencia realiza de manera empírica. Es decir, su trabajo de compensación estructurador, intencional y evolutivo. Mientras que, en lo referido a ciertos temas, conciencia podría emplear mucho tiempo y energía para efectuarlo, quedando librado a factores azarosos, el procedimiento contribuye a acelerar ese tiempo.
Cuando a veces conciencia queda “atascada”, por así decir, sin poder llevar a buen término su trabajo (por ejemplo, integraciones, reconciliaciones, comprensiones, etc.), el procedimiento contribuye a desbloquearla y darle una salida adecuada, evolutiva, transformadora. Esta salida adecuada no es fruto de mecanicidades, compulsiones, improvisaciones, presiones, etc. sino de la intención que pone un trabajo de transformación interna realizado desde la reflexión lúcida, la correcta predisposición interna y la pericia técnica.
La respuesta compensatoria será directamente proporcional al “desequilibrio” efectivo o, en todo caso, experimentado como tal. También las consecuencias de la respuesta compensatoria guardan una relación directa con la calidad del acto complejo lanzado.
El “desequilibrio” que produzca el acto y sus consecuencias dependerán del funcionamiento de los centros de respuesta al lanzarlo. Cada acto, según el caso, requerirá un particular funcionamiento de los centros intelectual, emotivo, motriz y vegetativo-sexual. También los actos variarán según el nivel de trabajo de conciencia-coordinador, de los sentidos y de la memoria. Por último, todo esto será ponderado por la estructura de conciencia y estados de su nivel de trabajo (activo- pasivo, alterado, etc.) que den un tinte general al lanzamiento del acto.
Según sea el caso, algunos de estos factores tomarán más preponderancia que otros para el lanzamiento del acto y, por lo tanto, para los “objetos” que puedan implesionar con él.

OTROS CASOS SIGNIFICATIVOS DE “DESEQUILIBRIO”

Aunque los siguientes casos parecieran desvinculados de nuestro tema, sirven para reforzar y ampliar el concepto de “desequilibrio” con ejemplos de los campos del psiquismo individual y de lo psicosocial. Es decir, aunque no sea esencial para este trabajo y no se trate de procedimientos operativos individuales e intencionales (que son nuestro objeto), se ve al “desequilibrio” y su restablecimiento operando en otros campos de interés.
El surgimiento de la Escuela y su obra.

En 1975, en el Centro de Trabajo de Corfú (Grecia), se planteó el surgimiento y función de la Escuela en términos compensatorios del desequilibrio de la conciencia en el planeta. Los trabajos de Escuela surgen en momentos difíciles para la humanidad, momentos en que la adaptación se encuentra acorralada, momentos en que el psiquismo se enrarece acentuadamente. Aquí, la función de la Escuela no es otra que compensar las dificultades de adaptación creciente, apareciendo como aceleradora de la evolución de la vida.

“Los objetivos de Escuela son, han sido y siempre serán los mismos. La Escuela ha trabajado manifiestamente, no en los momentos cuando las cosas han andado bien, sino en los momentos en que las cosas han andado mal, para el posible desarrollo de la humanidad.” [32]
 “Ese es el motivo y no las interpretaciones sociológicas que se dan entorno al nacimiento de las religiones, por ejemplo, ese es el motivo por el cual la Escuela ha manifestado su acción de un modo directo o indirecto en los momentos más críticos de la historia.” [33]
“El motivo ha sido que las cosas han andado mal. Y ha peligrado el desarrollo del género humano, particularmente de la conciencia humana.” [34]
 “Y por eso es que cuando peligra esta conciencia porque se obnubila, porque se desvía, porque síquicamente se desintegra, es cuando los trabajos de Escuela se manifiestan.” [35]
 “Nosotros sabemos que la conciencia en el planeta tierra, en toda su redondez, se está obnubilando. Algunos hablan de plagas síquica, de enfermedad mental de tipo colectivo. Es una aproximación a lo que nosotros decimos cuando hablamos de desequilibrio de la conciencia en el planeta tierra.”[36]
 “La Escuela se interpreta a sí misma como parte integrada de la vida con sus mismas leyes y funciones; y si allí se anotó aquel problema de equilibrios y desequilibrios de compensación para la adaptación creciente, la Escuela operará de igual manera: compensando estructuralmente los desequilibrios con respuestas totalizadoras.”[37]

La dimensión psicosocial del Pedido.

 “En algunos momentos de la historia, se levanta un clamor, un desgarrador pedido de los individuos y los pueblos. Entonces, desde lo Profundo llega una señal. Ojalá esa señal sea traducida con bondad en los tiempos que corren, sea traducida para superar el dolor y el sufrimiento. Porque detrás de esa señal están soplando los vientos del gran cambio.” [38]
Un tiempo después de esas palabras, Silo amplía el concepto en las siguientes respuestas a preguntas.[39]
Pregunta: ¿Qué determina esta irrupción del plano trascendental en el plano histórico? Respuesta: Lo determina un momento histórico donde todo se viene abajo creando un gran desorden que se apodera de la gente y se origina un gran clamor.
Pregunta: ¿Qué determina al momento histórico que corresponde al surgimiento del mito? Respuesta: El derrumbe de las culturas. Es este derrumbe lo que determina el clamor de los seres humanos y es el clamor de los pueblos lo que hace posible la implesión del mundo trascendental en el proceso histórico y con ello el surgimiento del mito.
Pregunta: En esta época de mundialización donde todo se va derrumbando y se va generando un clamor profundo y sincero de los seres humanos en todo el mundo. ¿Se va a activar el sistema de señales que hay en todos los seres humanos de esta época? Respuesta: Si, eso está ocurriendo.
En otra oportunidad expresó este concepto: (Tal) Como (sucede con) los mitos, en un momento histórico influyen factores que producen surgimientos de ese tipo que vienen de los tiempos y espacios profundos, son cosas antiguas.[40]

Creación de un “ámbito experiencial” por “vacío de significados”.

Ya hemos considerado los trabajos por “vacío” como procedimiento operativo individual. Ahora lo veremos en términos psicosociales, aunque no como “procedimiento”, sino como concomitancia en los conjuntos humanos de procesos en el medio, en el “paisaje humano”.
En resumidas cuentas, Silo explica que, [41] en el mundo “... se está creando un ámbito experiencial, un ámbito experimental a partir el cual se puedan hacer preguntas más fundamentales, más trascendentales, más fuera de lo cotidiano.”
Y agrega que esto sucede porque la imagen está manipulada del mismo modo en todo el mundo a través de los medios de difusión, porque ciertos acontecimientos llegan a todos de un modo parecido, etc Dice “...llegar a eso es llegar por lo cotidiano. Se llega a eso porque se manipulan las noticias, porque pasan cosas que las gestan en todos lados de un modo parecido, porque hasta todo lo que sea falso y sea mentiroso de todos modos está haciendo impacto en la cabeza de las personas. Es la globalización eso, una globalización asquerosa, hay un impacto común cotidiano y su respuesta no va a ser cotidiana, va a ir mas allá, pero está trabajando lo cotidiano en todo: que se salte a otra cosa.”
De resultas, que se está creando “un vacío de significados” que pone un ámbito en las personas, poniéndolas en una misma frecuencia, creando condiciones para que la gente conecte con preguntas y experiencias trascendentes a lo cotidiano. Esto habilita los fenómenos de conversión de sentido y de dirección de vida. [42] [43]

El Mensaje de Silo.

Directamente en relación al punto anterior, y también en clave psicosocial, son de especial interés los comentarios de Silo en la misma reunión del 27 de septiembre de 2005, referidos al trabajo por “vacío” (a los que nos referimos más arriba en varios puntos) en el contexto de El Mensaje de Silo.[44]
Mediante las Ceremonias, El Mensaje de Silo opera presentando un “vacío” que permite construir la propia experiencia, y no por “llenado” (explicaciones, esclarecimiento, por ejemplo). O sea, lo que conmueve (o sea, desestabiliza) es la falta de respuesta preestablecida. Se crean “ámbitos” conjuntos “vacíos” que, sin explicaciones, con algunas insinuaciones suscitan búsquedas, direcciones mentales, otro sistema de imágenes, “frecuencias”, ambientes y atmósferas tanto individuales como conjuntas, que potencian las experiencias de los participantes, experiencias no cotidianas, trascendentes a lo cotidiano en su tiempo y en su espacio. [45]
Las Salas de los Parques de Estudio y Reflexión también contribuyen reforzando el “ámbito” mediante su vacío de imágenes u otros estímulos. Favorecen la inspiración no por “lo que hay”, sino por “lo que no hay”.

La Mente y la “mirada interna”.

 “La mirada interna deberá llegar a chocar con el sentido que pone la Mente en todo fenómeno, aun de la propia conciencia y de la propia vida y el choque con ese sentido iluminará a la conciencia y a la vida. Sobre esto trata el Libro en su núcleo más profundo.”[46]
Cuando miramos lo Profundo se presenta la Mente. La Mente se hace cargo de las operaciones para ir a lo Profundo.”[47]
Así, la creación del “desequilibrio” tiene lugar cuando “miramos” lo Profundo.

Desproporciones entre el pensar, el sentir y el actuar.

En la antigua Ceremonia de Ingreso a la Orden [48] se presenta el tema de la unidad interna de una manera singular. Como un simple sistema de registros, allí se describen distintos tipos de desproporciones entre el pensar, el sentir y el actuar, o sea, “desequilibrios”, según sea el falseamiento de la cabeza, el corazón y la acción. Cada tipo de “desequilibrio” tiene sus consecuencias específicas. Se indica la unidad interna para el restablecimiento del “equilibrio”.

Los fenómenos paranormales.

No obstante la falta de comprobación experimental válida[49], en su momento se explicaron algunos fenómenos paranormales como no propios de un nivel de conciencia más lúcido, sino del semisueño alterado u otro “corrimiento” de vigilia (trance), surgiendo como respuesta compensatoria que se dispara ante variados “desequilibrios” de la estructura psicofísica como pueden ser tensiones patológicas en el centro sexual o con tensiones que movilizan violentamente los instintos de conservación, como respuesta a situaciones-límite que hacen peligrar la vida o la estabilidad de toda la estructura. [50] [51]

El fracaso.

En nuestro contexto, el fracaso es la no conformidad con los sentidos provisorios de la vida y como estado de insatisfacción impulsor de búsquedas definitivas. El reconocimiento del fracaso de las aspiraciones ilusorias permite al ser humano introducir un desvío hacia la trascendencia. Esta situación vital y existencial desestabiliza, creando de hecho un “desequilibrio” que habilitará la búsqueda de su compensación. El fracaso es precursor de las conversiones de sentido, de los cambios de dirección de vida.[52]

NOTA SOBRE LA EXPERIENCIA MÍSTICA Y LOS PROCEDIMIENTOS

Dejando de lado los casos patológicos o crepusculares, en la mística en general se evidencian rasgos generales próximos al procedimiento antes esbozado. Claramente, en las distintas prácticas místicas, tratándose de procedimientos (y no de casos empíricos), estas se plantean, y se produce la experiencia mística, según el marco interpretativo del contexto religioso o espiritual en el que se realizan las prácticas. Son muchos los aspectos que pueden variar según ese contexto, pero siempre se puede rastrear un acto particular de una cierta complejidad en busca de su “objeto”, sea que el acto actúe de manera presente y/o copresente.
Sin embargo, en el campo de la experiencia mística caben consideraciones que exceden a los procedimientos dentro del campo de lo psicológico, o sea, lo estrictamente propio de la conciencia individual.
Si se admitiera la existencia de un plano trascendental [53] que de algún modo “interactuara” (por así decir) permanentemente u ocasionalmente con el plano psicológico de la conciencia individual, sería el caso de plantearse la incidencia que tal interacción pudiera tener sobre las prácticas místicas o aun de la simple predisposición a la búsqueda de realidades trascendentes a la realidad psicológica. Por ello, y por ejemplo, tradicionalmente en el campo de la mística se debate si la experiencia mística es simplemente obra del esfuerzo individual del practicante (por ejemplo, la oración) o bien de la “acción” de ese plano trascendental sobre el plano de la conciencia individual (por ejemplo, la “gracia”). En otras palabras, se plantea si el plano trascendental es el “objeto” de la conciencia individual del místico, o por el contrario, esta última es “objeto” del plano trascendental que opera sobre ella. Pero aun esta dicotomía es cuestionada en algunas corrientes.
Silo roza esta temática de relación entre planos cuando sugiere: “Tal vez deberíamos preguntarnos cómo es posible que lo inmortal genere la ilusión de la mortalidad”.[54]
No es el objeto de este escrito examinar esta hipotética “interacción” sino simplemente apuntarla, ya que es objeto de otra producción en curso.
Sin embargo, sea como fuere, hay una “actividad” por parte del practicante que obviamente tiene lugar (presente y/o copresentemente) dentro del campo de lo psicológico y que, al parecer, no es irrelevante para la consecución de sus fines. Una parte de esta “actividad” es la que hemos tratado en este trabajo.

CONCLUSIONES Y CONSECUENCIAS

Como dijimos al comenzar, “La identificación de este procedimiento permite perfeccionar las mismas prácticas que lo ponen en juego.”
El tener mayor claridad del procedimiento operativo en sus aspectos principales, nos habilita para revisar nuestro modo de realizar las prácticas que lo ponen en juego. De esta revisión pueden surgir interesantes observaciones que nos permitan mejorar su realización. Esta ha sido mi experiencia.
También sería posible reforzar algunas otras prácticas que, aunque en principio no pongan en juego el procedimiento, quizá podrían mejorarse si incorporaran todos o algunos de los aspectos principales que identificamos. Además de los ejemplos dados, existen otras prácticas que podrían incorporar el procedimiento o alguno de sus aspectos (oficios del fuego, conversiones de imágenes, modificaciones conductuales, etc.).
Ya más en general, también dijimos sobre la obra de Silo: “Al volver repetidamente sobre su obra y profundizar en ella, de a poco creemos poder comenzar a vislumbrar algunos hilos conductores, tramas íntimas, patrones y temas conductores.” Esto vale para los aspectos teóricos y prácticos de la misma, aspectos que se realimentan entre sí.
De manera que considero que esta producción es un intento en tal sentido que me ha sido muy útil para aclarar mis comprensiones y, al compartirla, espero que sea útil para otros. Más allá del acierto o del error que pudiera haber en ella, me parece importante intentarlo, sea por el beneficio personal o conjunto. Seguramente avanzaremos en ello en la medida en que crezca nuestra experiencia interna.
En las actuales circunstancias, creo que nos cabe como conjunto la continuación y la ampliación del pensamiento y la obra de Silo, y no su simple conservación como si se tratara de una “pieza arqueológica”. Él mismo lo ha sugerido en repetidas ocasiones, aparte de alentar activamente las producciones de Escuela. Específicamente, entiendo que a la Escuela le cabe seguir ampliando el cuerpo doctrinario, investigativo y experiencial que redunde en beneficio para todos.


BIBLIOGRAFÍA


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H. Van Doren, Poética Menor, Santiago de Chile, 1971.
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Grabación de audio y transcripción de la reunión con Silo en “La Cazadora”, La Reja (Moreno, Argentina) el 27/09/2005.
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Apuntes de conversación de Silo con Enrique Nassar, Mendoza, 26/11/2006.
Silo - Comentarios a “El Mensaje de Silo”, Centro de Estudios Punta de Vacas, 03/03/2009.
Fernando A. García. Apuntes personales de comentarios de Silo a los Comentarios a “El Mensaje de Silo”, Centro de Estudios, Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 15 /03/2009.
Silo. Las Cuatro Disciplinas, Centro de Estudios, Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2009.
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Fernando A. García, “El Guía Interno como apoyo para los trabajos de Escuela”, Centro de Estudios, Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2011.
Fernando A. García. Terminología de Escuela (encuadre y vocabulario), edición 2013. Centro de Estudios, Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2013.
Jano Arrechea, “Meditación en la montaña”, Centro de Estudios, Parques de Estudio y Reflexión La Reja, Moreno, Argentina, abril de 2014.

Notas del texto


[1]           Silo. Apuntes de Psicología. Psicología I.
[2]           Las citas van entre comillas. Las negritas llaman la atención sobre nociones clave, pero no están así evidenciadas en el original.
[3]           Ver Silo. “La Mirada Interna”, XIII, 1972, “¿Qué es la Religión Interior?”, VIII, 1974, y charlas sobre la Religión Interior, 1974/75.
[4]           Silo. Inauguración de la Sala de Sudamérica. La Reja. 7 de mayo de 2005.
[5]           La Ceremonia de Imposición Guiada.
[6]           Silo. La Mirada Interna. VIII. Control de la fuerza. 4 y 5.
[7]           Silo. La Mirada Interna. XII. Los descubrimientos.4.
[8]           Silo. El Mensaje de Silo. El Camino. 31/07/2002.
[9]           Ver “El Guía Interno como apoyo para los trabajos de Escuela”, Tercera Parte: Anexo de experiencias. Fernando A. García, Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2011.
[10]          Ver “El Guía Interno como apoyo para los trabajos de Escuela”, Fernando A. García, Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2011.
[11]          Silo. La Mirada Interna. XVII. El Guía Interno. 7.
[12]          Como en las Experiencias Guiadas, en que se sugieren direcciones y no contenidos.
[13]          Normas, Reglamentos y Ceremonial (de La Comunidad). Ceremonial. II. Ceremonias de Promoción. Aceptado. Edición de circulación interna. 1980.
[14]          Ver el relato de experiencia escrito por Jano Arrechea, “Meditación en la montaña”, Centro de Estudios, Parques de Estudio y Reflexión La Reja, abril de 2014.
[15]          Normas, Reglamentos y Ceremonial (de La Comunidad). Ceremonial. I. Ceremonias Ocasionales. Imposición Guiada. Edición de circulación interna. 1980.
[16]          Silo. Obras Completas Vol. I. Habla Silo. II. Presentación de libros, Experiencias guiadas, El Ateneo. Madrid, España, 3 de noviembre de 1989.
[17]          Ibíd. Las negritas llaman la atención sobre nociones clave, pero no están así evidenciadas en el original.
[18]          Ibíd. Las negritas llaman la atención sobre nociones clave, pero no están así evidenciadas en el original.
[19]          Conversación de Silo con Enrique Nassar, Mendoza, 26 de noviembre de 2006.
[20]          Ver Comentarios de Silo sobre meditación, el silencio y el guía con miembros de Escuela en Bombay, mayo de 1980. Transcripción de grabación de audio.
[21]          Las Cuatro Disciplinas, Preparación. Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2009.
[22]          Silo. Centro de Estudios del Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 21-22 de noviembre de 2009.
[23]          Silo. Las Cuatro Disciplinas en el Trabajo de Escuela, 17/09/2009.
[24]          Normas, Reglamentos y Ceremonial (de La Comunidad). Ceremonial. II. Ceremonias de Promoción. Aceptado. Edición de circulación interna. 1980.
[25]          En términos metódicos procesales, produciendo una síntesis de estructuración con un grado de complejidad superior al del momento previo.
[26]          “Imagen” como “conjunto de impulsos que la conciencia envía hacia los centros para movilizar respuestas”. Fernando A. García. Terminología de Escuela (encuadre y vocabulario), edición 2013. Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2013.
[27]          Silo. La Mirada Interna. XIV. La Guía del Camino Interno.
[28]          Aun en contextos ajenos al nuestro:“También, en la técnica de los "mantrams", por repetición de un sonido profundo que el sujeto va profiriendo, se llega al ensimismamiento. En esas contemplaciones visuales o auditivas, muchos practicantes occidentales no tienen éxito porque no se preparan afectivamente limitándose a repetir figuras o sonidos sin interiorizarlos con la fuerza emotiva o devocional que se requiere para que la representación cenestésica acompañe al estrechamiento de la atención.” Solo,, Apuntes de Psicología, Psicología IV, El desplazamiento del yo. La suspensión del yo.
[29]          Por ejemplo, relativo silencio, relajación, ausencia de fuertes dolores, registros de hambre o sueño, etc.
[30]          El Mensaje, 1964, reportado en El Librito. El Mensaje. 8º. Circulación interna, 1970.
[31]          Silo. La Mirada Interna. XX. La Realidad Interior.
[32]          Silo. Ubicación de los Trabajos de Escuela, Corfú (Grecia), 15 de julio de 1975.
[33]          Ibíd.
[34]          Ibíd.
[35]          Ibíd.
[36]          Ibíd.
[37]          Corfú 1975. Psicología Evolutiva y Bases Fisiológicas del Siquismo. Corfú (Grecia), 15 de noviembre de 1975.
[38]          Silo. Inauguración de la Sala de Sudamérica. La Reja. 7 de mayo de 2005.
[39]          Conversación de Silo con Enrique Nassar, Mendoza, 26 de noviembre de 2006.
[40]          Comentarios de Silo sobre lo Profundo, Madrid, 7 de enero de 2002.
[41]          Grabación de audio y transcripción de la reunión en “La Cazadora”, La Reja (Moreno, Argentina) el 27/09/2005.
[42]          Como nota secundaria, quizá valga observar la correspondencia con “El Día del León Alado”. Silo - Obras Completas Vol. I, El día del león alado. Ficciones. El día del león alado.
[43]          En otra forma de explicación: “En algunas épocas, las religiones externas se derrumban al secularizarse y perder contacto con planos superiores. La oración tiene entonces sólo carácter ritual y la fe se anula.
Esa situación crea un vacío en la conciencia humana, lo que a su vez permite que nuevamente se restablezca el contacto, pero por medio de formas nuevas que superan las desgastadas de las etapas anteriores. De este modo se va mejorando el género humano y ganando en conciencia de sí, ganando en liberación.” H. Van Doren. Cuadernos de Escuela. No 5: La Religión Interior. B.
[44]          Grabación de audio y transcripción de la reunión en “La Cazadora”, La Reja (Moreno, Argentina) el 27/09/2005.
[45]          Ver nota 40.
[46]          Silo - Comentarios a “El Mensaje de Silo”, Centro de Estudios Punta de Vacas, 3 de marzo de 2009.
[47]          Apuntes personales de comentarios de Silo a los Comentarios a “El Mensaje de Silo”, Centro de Estudios Parque Punta de Vacas, 15 de marzo de 2009.
[48]          H. Van Doren, Poética Menor, Santiago de Chile, 1971, reportado en Normas, Reglamentos y Ceremonial (de La Comunidad). Ceremonial. II. Ceremonias de Promoción. Ingreso a la Orden. Edición de circulación interna. 1980.
[49]          Fernando A. García. Terminología de Escuela (encuadre y vocabulario), edición 2013. Apéndice sobre la denominación “psicología trascendental”. Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2013.
[50]          Silo. Comunicación de Escuela. Circulación interna, 1973.
[51]          Silo. La Mirada Interna. IX. Manifestaciones de la energía.
[52]          Ibíd. III. El sin-sentido. “... aquellos que llevaron el fracaso en su corazón pudieron alumbrar el último triunfo,”
[53]          Llámese Dios, ParaBrahman, Inteligencia Universal, Plano Super-mental, etc. según el contexto.

[54]          Palabras de Silo con motivo de la primera celebración anual de El Mensaje de Silo. Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, 2004.

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